Un día, en tu camino aparece alguien, y compartes con él tu vida, tus esperanzas, tus gozos, tus dudas, tus ilusiones y tus recuerdos,... y por un tiempo, la entrega mutua crea un palacio de cristal en donde los duendes del amor brincan y juegan. Luego, llega un día en que los caminos de nuestras vidas se separan, y con el dolor del alma en la mirada extiendes los brazos intentando tocar una vez más las yemas de sus dedos en la nada.
sábado, 17 de abril de 2010
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario